Las angostas y empinadas calles de la bella Pachuca de Soto nos recibieron en el marco del Festival Internacional de la Imagen, FINI, para cubrir tan afamado evento hace una semana.

Pero nos escabullimos para conocer y fotografiar sólo un poco de los hermosos paisajes que nos ofrecía esta árida y atractiva ciudad.

Fotografía de Sofía Arroyo

Fotografía de Sofía Arroyo

Nuestra aventura comenzó en el Centro de Extensión Universitaria (CEUNI), mismo lugar donde se encuentra el Hotel Universitario que es donde nos alojaron durante ocho días con una atención de primera. La verdad es que yo quedé encantada, debo confesar que no como carne, por ello el chef se las arregló para tenerme un menú especial. ¡Gracias!

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Fotografía de Rubén Ortega

Después conocimos el Centro Cultural Universitario La Garza, lugar donde se realizaron la mayor parte de actividades del FINI, que por cierto, está a unas cuantas cuadras del centro. Desde allí se tenía una vista magnífica de casi toda la ciudad.

Fotografía de Sofía Arroyo

Fotografía de Sofía Arroyo

Sofía Stephanie Arroyo Pérez

Fotografía de Sofía Arroyo

El día que sólo hubo una actividad en el Festival, nos escapamos a conocer Real del Monte. Desde que tomas carretera vas deslumbrándote con la hermosa vista que la Sierra Madre Oriental te ofrece.

Aquellas masas de vapor acuoso suspendidas en la atmósfera eran fantásticas, estas nubes se transformaban de manera que en cada curva pudiéramos apreciar un cielo impresionante.

Fotografía de Sofía Arroyo

Fotografía de Sofía Arroyo

Fotografía de Sofía Arroyo

Fotografía de Rubén Ortega

Ya estando en Real del Monte sólo deseamos caminar entre sus calles empedradas, perdernos del tumulto de gente que cada domingo va a comprar, comer y pasar un día familiar.

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Fotografía de Rubén Ortega

Nos metimos en un callejoncito que llamó nuestra atención, a cada paso que dábamos nos deteníamos a capturar la estética del lugar.

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Fotografía de Rubén Ortega

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Fotografía de Rubén Ortega

Este pueblo mágico está lleno de colores alegres que te colman de alegría y, además, dibujan una sonrisa al hacerte saber que no todo lo que ha pisado el hombre está repleto de contaminación y basura.

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Fotografía de Rubén Ortega

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Fotografía de Rubén Ortega

Seguimos nuestra exploración y dimos con un camino en el que sólo pasaban automóviles cada 20 minutos o más. A lo lejos observamos una mina y caminamos hasta allí.

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Fotografía de Rubén Ortega

Lo que veíamos a lo lejos era el Museo de Sitio Mina de Acosta, pero para nuestra mala suerte estaba cerrado por ser el día de las madres. ¡Ay, esas madres!

La gente que iba a turistear como nosotros llegaba en auto, se percataba de que estaba cerrado y se iba. Pocos eran los que se detenían a observar y tomarse la foto del recuerdo.

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Fotografía de Rubén Ortega

Sofía, Rubén y yo nos quedamos un largo rato en ese lugar. Nos sentamos, contemplamos, hicimos una estupenda conexión y reflexionamos un poco de lo que sucedía en ese instante. Real del Monte es un pueblo lleno de magia.

Claro que nos tomamos la fotografía del recuerdo, para que nos crean que estuvimos allí.

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Fotografía de Rubén Ortega

Después el hambre se apoderó de nuestros cuerpos y caminamos de regreso entre dulces típicos, pan de nata y pulque —que en realidad no sabe a pulque, simplemente sustituyen el agua por el pulque y por ello lo llaman así— y por supuesto, pastes.

Los más deliciosos los encontramos en La Góndola, una parada que sin duda deben hacer, justito al costado izquierdo del Instituto de Artes de la UAEH.

La Góndola

¿Y ustedes ya visitaron Pachuca de Soto? ¡Cuéntanos tu experiencia! Y si no has ido: ¿qué esperas? (;