Joseph Nicéphore Niépce: creador de la fotografía
Niépce nació en Francia el 7 de marzo de 1765, hijo de un abogado adinerado. Fue nombrado Joseph, pero mientras estudiaba en el Colegio Oratorio en Angers, decidió adoptar el nombre de Nicéphore en honor a San Nicéforo el Patriarca de Constantinopla en el siglo IX. Sus estudios le enseñaron los métodos experimentales de la ciencia y se graduó de convertirse en un profesor de la universidad.
Nicéphore Niépce consiguió la primera fotografía, fijando imágenes mediante el método que denominó heliografía. Comenzó a experimentar con barnices sensibles a la luz, y más tarde con cloruro de plata, pero, como muchos coetáneos, no fue capaz de conseguir imágenes permanentes y que no se terminaran desvaneciendo.
Sus mejores resultados los consiguió cuando decidió untar betún de Judea sobre placas litográficas para inmortalizar sus imágenes. En 1822, Niépce tomó un grabado del Papa Pío VII, y lo untó en aceite para hacerlo transparente.
Expuso ese grabado a la luz del sol, dejando la placa untada en betún detrás, de tal modo que la luz del sol pasase a través de las partes claras del grabado endureciendo la capa de betún de Judea a la placa, dejando las partes de sombra sin endurecer.
Después, tomó la placa litográfica y la sumergió en aceite de lavanda, de tal modo que las partes no endurecidas se disolvieron, dejando el grabado plasmado en la placa.
Esta réplica del grabado del Papa Pío VII se perdió, y pocos años después llegarían las que serían las primeras fotografías conservadas. Existe mucha controversia para determinar cuál fue verdaderamente, aunque la que más comúnmente se ha reconocido como la primera fotografía de la historia se trata de “Punto de vista desde la ventana de Gras”, tomada a través de su ventana en 1826.
Otros muchos consideran que la primera foto se trata de Tirando de un Caballo, una reproducción de un grabado holandés, datado en 1825. De hecho, esta foto se llegó a vender en 2002 por medio millón de euros como la primera fotografía de la historia.