Cuando vemos las fotos recuperadas de los desastres que han marcado la historia de Estados Unidos nunca nos preguntamos quién está detrás del lente, quien arriesga su vida por capturar el desastre.
Bolívar Arellano, fotógrafo de origen ecuatoriano con más de 40 años de experiencia. Él estaba cubriendo a los candidatos de la elección de la alcaldía de esta ciudad, pero tuvo que correr hacia la calle 47 y la sexta avenida esquivando los retenes para hacer su trabajo fotográfico y capturar las expresiones del pánico que tenia la gente, a los rescatistas tratando de ayudar a muchas personas y el caos provocado por lo que él pensaba que era una avioneta muy poderosa. Nunca se imaginó que fuesen dos aviones los que se estrellaron.
A través de su lente se dio cuenta de muchas personas que se estaban aventando de las ventanas de los últimos pisos de las torres para estrellarse contra el piso, lo que para él es un evento que lo dejó marcado de por vida.
Estando a sólo 30 metros de la torre sur escuchó el sonido de metal rompiéndose, saco una única toma del derrumbe, creyendo que no iba a sobrevivir. Pensó que ojalá alguien encontrara su cámara y los rollos estuvieran intactos. En medio del caos una explosión lo hizo volar a unos 20 pies del edificio lo que hizo que el lograra sobrevivir a la caída de escombros. Negando la posibilidad de evacuar la zona, los escombros de la segunda torre cayeron sobre él.
Fue rescatado después de que quedara inconsciente bajo una nube de polvo y oscuridad.
Estos acontecimientos nos demuestra que fotoperiodismo implica arriesgar la vida por la captura de imágenes para contribuir a la historia de la humanidad.
Texto por Sarai Pineda