Diane Arbus fue una fotógrafa nacida en Nueva York en 1923, cuya principal inspiración fue el contexto diferente, por no decir opuesto, de las personas en las portadas tradicionales de Vogue.
Se adentró en el mundo de la imagen de la mano de Allan Arbus, su esposo. Ambos se dedicaron a fotografía de moda y publicaron su trabajo en revistas como Harper’s Bazaar o Vogue hasta su divorcio.
Luego decidió dejar de asistir a su marido para comenzar con un trabajo como autora independiente. Así comenzó sus estudios con Lisette Model, fotógrafa de moda quien la alentó a concentrarse en fotos personales, en un realismo crudo, en captar la parte para llegar al todo.
Mientras su matrimonio comenzaba a deteriorarse, salía a recorrer las calles más marginales de Nueva York en busca de personajes singulares.
Salía al encuentro de lo bizarro o con personas de diferentes estratos sociales y con diversas condiciones físicas; prostitutas, travestis, enanos, deformes, discapacitados, personajes pesadillescos, les explicaba su pasión por la fotografía y luego los convencía en dejarse fotografiar.
Diane trabajaba como ama de casa y asistente de su marido, pero su rol en la sociedad donde se desarrolló la hacían oscilar entre etapas de depresión profunda, miedos y represiones. Se sentía “rara” circulando dentro de esa vida, detestaba la cuidada imagen publicitaria, el mundo de la alta sociedad y los shows.
Pasados los 30 años comenzó a sentir que tenía que ser fiel a sí misma, que debía plasmar su mirada, su ser interior, eso que las fotografías cuentan.