Enrique Metinides: El niño fotógrafo

Metro Asesino Enrique Metinides

Pie de foto: «Metro asesino». 21 de octubre de 1975. Choque de trenes del metro en la estación viaducto, sobre Calzada de Tlalpan, dirección Taxqueña. 27 muertos, 86 heridos graves y 500 leves.

Mejor conocido como “el niño”, Enrique Metinides es un fotoperiodista mexicano de nota roja, tuvo sus inicios en la fotografía a los siete años de edad gracias al regalo de su papá: una bolsa llena de rollos y una cámara análoga. El resultado fue un niño que jugaba a tomar fotos de carros chocados afuera de las delegaciones de policía.

Restos del Hotel Regis  en el terremoto del 19 de septiembre de 1985.

Pie de foto: Restos del Hotel Regis en el terremo to del 19 de septiembre de 1985.

Era la primera plana en La Prensa y yo con nueve años. Así empezó mi carrera, en vez de jugar con una pelota jugaba con una cámara y quién me iba a decir que esa sería mi profesión”.

Nació en la Ciudad de México en 1934, su infancia fue fuertemente influenciada por películas policíacas y de gángsters, por lo que decidió tomar fotos en la calle, los accidentes automovilísticos, las delegaciones o en incendios y retratar los acontecimientos como en los filmes que veía, así pudo vivir las aventuras al estilo Al Capone que mostraban en el cine.

A causa de los accidentes aéreos que fotografió Metinides, ahora sufre de una fobia a subirse a los aviones.

Pie de foto: Uno de los muchos accidente aéreos que fotografió Metinides.

En una plática que ofreció en el Palacio de Bellas Artes en junio de este año comentó que realizaba reportajes de la Alameda o el Paseo de la Reforma y que  “iba a retratar los ferrocarriles y como había una peluquería al aire libre les decía a los que se iban a peinar: ¿la quiere con vista a los trenes o a la pared porque vale más caro?”.

Descarrilamiento del tranvía sobre la Calzada de Guadalupe a tres cuadras de la Basílica.

Pie de foto: Descarrilamiento del tranvía sobre la Calzada de Guadalupe a tres cuadras de la Basílica.

“Me iba a las estaciones de policía y en un accidente que hubo, iba a cumplir 9 años, yo ya tenía mi gran cantidad de fotos de carros chocados, iba en la primaria, y llegó un fotógrafo de La Prensa, Antonio Velásquez, y me preguntó:

-¿Qué haces tomando fotos aquí?

– Son para mi colección. – Le respondí.

-Llevamelas mañana al periódico y veo tu trabajo.

Se las llevé y le gustó tanto que me hizo su asistente, yo cargaba el reflector, mi cámara y su cámara y nos íbamos a Lecumberri a retratar a todos los presos, luego al hospital Juarez y yo, a esa edad, veía a 30 o 35 muertos cuando les hacían la autopsia. Luego nos íbamos a la estación de bomberos y me subía a los carros de bomberos, cuando había un gran incendio me subía a los hombros del bombero y tomaba fotos desde ahí. Era la primera plana en La Prensa y yo con nueve años. Así empezó mi carrera, en vez de jugar con una pelota jugaba con una cámara y quién me iba a decir que esa sería mi profesión”.

A la edad de 14 años firmó contrato con el periódico Zócalo y más tarde con la revista Alarma! en la que comenta que retrató tantos accidentes, homicidios, suicidios, incendios y terremotos que si juntara los muertos serían una montaña del tamaño del Popocatépetl.

Explosión por una fuga de gas de una pipa

Pie de foto: Explosión por una fuga de gas de una pipa.

En su trayectoria de más de 50 años como fotoperiodista, lo atropellaron dos veces, cuenta con siete costillas rotas, dos infartos, un dedo roto, 19 choques automovilísticos, entre otros accidentes menores a la hora de fotografiar, pero logró tomas como ningún otro fotógrafo y en ellas plasmó a uno de los personajes más emblemáticos de sus fotos, el mirón.

Los mirones.
Carro chocado

El mirón es la clásica persona que se acerca a ver el accidente ya sea por curiosidad o por ayudar en lo que pueda. Pero Metinides no sólo logró capturar la escena trágica y al público espectador, dejó de lado el morbo de la toma, lo explícito de un cadáver, un accidente e incluso algunos medios extranjeros llegaron a ver sus fotos como artísticas, pese a que medios locales no publicaron su trabajo por censura.

Con esa trayectoria no sólo fotografió muertos y accidentados, una vez terminado el rollo (o los rollos), Enrique  ayudaba a los bomberos, la Cruz Roja o al equipo de rescate en lo que pudiera o mandaran a hacer, en su historial como voluntario de rescates salvó a tres personas y la mayor contribución fue que creó el sistema de claves de la Cruz Roja, ya que al ver que se tardaban demasiado en comunicarse los hechos, decidió sustituir palabras con números, para agilizar sus movimientos y por supuesto la comunicación.

Agradecemos su preferencia

Otra de las peculiaridades de su obra es que muy pocas veces hacía primeros planos de las tragedias, en sus fotografías se encuentran líneas, puntos de fuga, reflejos y todo un escenario que parece montado para la foto pero que en realidad es el resultado de sus sensibilidad fotográfica para lograr esas precisas composiciones y un impacto visual más allá de lo fúnebre del asunto.

suicida en torre de luz

Pie de foto: Momento en el que tratan de persuadir a un jóven para que no se suicide.

Algunos de los recintos donde se ha expuesto su obra son la Photographer’s Gallery, en Londres, el MoMA, en EE.UU.el o el festival de Les Rencontres d’Arles, en Francia, el Centro de la Imagen le otorgó en 1997 el premio de Espejo de Luz y Pedro Valtierra a nombre de la agencia y revista Cuartoscuro en 2013 el premio a la trayectoria 2013.  En abril de ese mismo año en Nueva York tuvo presencia su exposición titulada 101 Tragedias de Enrique Metinides, de la cual nació su libro, con el mismo nombre.

Actualmente se encuentra dando pláticas y conferencias, como la que ofreció en el Palacio de Bellas Artes en junio pasado, en la que comentó que se está filmando un documental sobre su vida.

Suicidio en la Latino

Pie de foto: Suicidio en la Torre Latinoamericana.

Explosión
La mujer de azul
Autobús
San Juanico

2 Respuestas

  1. Sandra Medina

    Trabajo muy interesante el suyo; acerca del Sr. Metinides, Fotógrafo mexicano, que bién vale la pena conocer y valorar, pues es un orgullo tener en México gente reconocida en el «Mundo», no sólo por floja o narcotraficante. Gracias Alejandro Aguilar, por compartirlo.

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